Somos dos alumnas del I.E.S Valadares, un colegio de la perifería de Vigo. En este blog hemos hecho un trabajo sobre la Odisea, la famosa historia de Ulises escrita por Homero.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Comentario literario-cultural (tres poemas)


La interpretación feminista
Penélope y su mudanza de Marina Aoiz

El personaje de Penelope, construido por voces masculinas de la antigüedad, ha ido evolucionando hasta llegar a la Penélope contemporánea, la Penélope de nuestro presente literario, proveniente de voces femeninas, y algunas masculinas.
En el mismo título del poema está implícito la idea de cambio y transformación (la mudanza).
En concreto, hay en estos versos de Marina Aoiz, una reelaboración del mito que rompe con la visión literaria legitimada por la tradición: un  yo poético femenino,  semejante a Penélope, que, en principio, se lamenta de la ausencia, decide, finalmente, liberarse de la espera.
 La pasividad que caracteriza la figura de Penélope en múltiples elaboraciones literarias, recluida en los aposentos de palacio, silenciosa y llorosa, fiel al esposo ausente y sumisa ante su hijo Telémaco, da paso a esta Penélope, una nueva representación de lo femenino que la aleja de la posición desigual a la que el discurso hegemónico, asignado socialmente, la había vinculado.
Ulises ya no ocupa el centro, el protagonismo ha pasado a Penélope. El mito se ha actualizado, el protagonismo se ha desplazado y, en el enfoque, el “yo” poético femenino cobra prioridad, en un deseo de reafirmación como persona que quiere hacerse dueña de su propia experiencia vital.
 Un poema, en definitiva, en el que el yo-mujer busca nuevos criterios de identidad basados en la independencia y la libertad:
¡Al fin libre! Ya no espero nada.
Ni a nadie.
La tarde lame mi espalda salada.
Ser sola es mi auténtica Odisea.


La batalla como lucha con la vida diaria
Ulises de Javier Salgado

         La composición de Salvago se desarrolla como una metáfora de la vida misma. El poema nos ofrece una visión desencantada de la vida, una evidente relación con el relato odiseico y un uso desmitificador del personaje de Ulises.

 El contenido del poema nos presenta los distintos momentos de la jornada diaria de un personaje, desde que se levanta por la mañana para ir al trabajo hasta que vuelve por la noche a su casa y se reencuentra con su esposa y su hijo. A lo largo de esta rutinaria odisea diaria y particular, el poeta nos ofrece una serie de acontecimientos en la vida de su personaje que tienen un  claro paralelismo con algunas de las distintas aventuras que asaltan a Ulises en su regreso a Ítaca.

El personaje del poema de Salvago marcha, por la mañana, como el Ulises del mito, a su batalla particular, a su lucha diaria con la vida.
El destino es su lugar de trabajo, a donde llega después de no pocos rodeos, y de salvar los muchos obstáculos que se le ponen por medio, tan dificiles como para llevarlo a la negación de emprender esta batalla diaria. Por si fuera poco, su descontento aumenta en el despacho con la rutina del trabajo.
 El sentimiento de desgana y desencanto, verdadero hilo conductor del poema, prosigue aún incluso en los momentos en que el personaje se substrae de su tarea diaria. La hora de la comida es también motivo para la queja, pretexto para la reflexión en negativo acerca de la vida.
Tras salir del trabajo, la vuelta a casa le depara pocas novedades. Y este camino de regreso se hace largo y cansado, como en el mito, porque el Ulises de Salvago retorna a pie y ello le sirve para reafirmar más, en su recorrido por la ciudad, el desencanto que tiene hacia la vida al comprobar las pocas cosas nuevas, por ya experimentadas, que se le ofrecen.
Y, finalmente, su llegada a casa. Allí lo esperan su mujer y su hijo, ya dormido. Pero el recibimiento, lejos de lo esperado por él (ese remanso de paz anhelado durante todo el día), está a tono con la jornada. Su paciente mujer, ensimismada en su labor, lo recibe fríamente y quejándose de la soledad que vive a diario, del desdén que sufre y del poco interés que muestra por sus cosas: la discusión está servida y no hay cesión por parte alguna. Ambos se entregan por fin al sueño donde encontrar un poco tregua y un atisbo de libertad.

El poema de Salvago nos ofrece una visión distinta del Ulises de la leyenda clásica. Tenemos un Ulises desencantado absolutamente por todo, que no posee ni siquiera interés alguno por emprender con arrojo la lucha diaria; que no encuentra, porque todo lo invade la mentira, razón alguna para dejarse seducir por cantos de Sirenas. Tenemos un Ulises que es el hombre de hoy, ese animal de ciudad que sale a diario a enfrentarse a su lucha particular y rutinaria y suele, de ordinario, volver derrotado, que no tiene una Penélope tan paciente como la homérica, ni un Telémaco, tan preocupado por su padre, que emprende su búsqueda.


El regreso como viaje interior
El regreso de Ulises a la patria de Cristina Peri Rossi

El viaje como motivo constante de inspiración literaria se muestra en este poema como una metafora del viaje interior. Ese retorno que se hace a través de la introspección y de la poesía nos presenta a un viajero que se convierte en un observador que se plantea el sentido de las cosas:
 “le parece un mensaje a descifrar”.
 Se trata de un el viaje como exploración de las zonas más ocultas y sombrías del yo, mezclado con los sueños, tramas y delirios:
 “En sueños habla de ambiguas seducciones”
La patria a la que retorna Ulises, es como el lugar que habitamos hacia nuestro interior como lo más próximo que tenemos y lo menos conocido.
Es importante tener en cuenta en este viaje, el destino, el final del viaje de la vida individual, sitio hacia el cual se dirige el viajero, no es otro que la muerte:
 “Regresar es morir un poco”
La búsqueda y la permanencia de lo humano, de nuestra condición, como el viaje personal de la propia existencia para llegar a nuestra isla, a nuestra patria, a nuestra Itaca.
Asi, el protagonista del viaje procede al reencuentro y a la profundización de la propia identidad a través de un doble viaje interior y exterior y ya no se trata del clásico héroe alegórico, ahora es un ser humanizado, lleno de dudas y, a veces, se muestra incapaz de actuar y controlar su entorno:
 “Despierta e inquieto, ordena
 despejar la nave.
 Sea como sea, está seguro
 de que esa luna intensa,
 brutal,
 lo mira demasiado.” 

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